viernes, 7 de octubre de 2011

felices los años

algún ciervo asustado se hunde en el bosque.

la lágrima enmudece el grito.
el vientre sobre el que ahora duerme
tiene otro color.

hasta que alguna noche,
por el surco de sus labios

hasta que algún martes, en la noche,
desnuda sobre las hojas,
le susurraré yo
y como un candombe incendiado
mi nombre estará en su voz.

un ciervo se pierde en el bosque.

el vino se derrama
y en la tierra sangra:
mas amargo que vivir sin ella
es olvidarse de su olor.

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